Cuando quiero algo lo quiero ya.
Soy de las que se compran algo y
enseguida lo estrena, justo al contrario que mi hermana, que es capaz de
tenerlo en el armario semanas y meses y no ponérselo…. Yo no se como es capaz!
Pues con la repostería estoy
haciendo un ejercicio de superación inaudito!
De pronto se me ocurre hacer algo
nuevo, voy a la despensa y no tengo harina o no tengo mantequilla…. Oh! No! No puedo
hacerlo! Y tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para reprimirme pero… la
idea se queda en mi cabeza un día y otro y otro y otro hasta que a la
desesperada voy a por todo lo que me hace falta y me pongo a hornear en el peor
momento del día.
Eso mismo ocurrió con los
cupcakes Red Velvet. Tanta gente hablaba maravillas de ellos que yo quería
probarlos y para colmo mi sobrina, una enamorada de E.E.U.U, me los pedía sin
parar.
Y los hice por fin después semanas
de represión por culpa de viajes, playas e imprevistos.
Si, están bastante buenos, tienen
una textura muy suave y el frosting de queso es ideal en estos cupcakes!
Fue bastante divertido hacerlos
porque la masa cruda al llevar colorante rojo da mucho de si para bromas
macabras de cortes de dedo. Mi hermana se lo pasó bomba asustando a su hija y a
nuestra madre e lo intento con mi niña pero para tener tres años es bastante
larga y no pudo engañarla.
Hasta otro momento dulce
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